miércoles, 15 de marzo de 2017

Generosidad



Generosidad.- De mi amigo Pancho
 Un estudiante universitario salió un día a dar 

un paseo con un profesor, a quien los alumnos 
consideraban su amigo debido a su bondad 
para quienes seguían sus instrucciones. 
 Mientras caminaban, vieron en el camino un par 
de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a 
un anciano que trabajaba en el campo de al lado 
y que estaba por terminar sus labores diarias. 
El alumno dijo al profesor: - Hagámonos una broma; 
escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos 
arbustos para ver su cara cuando no los encuentre. 
Mi querido amigo -le dijo el profesor-, nunca 
tenemos que divertirnos a expensas de los 
pobres. 
Tú eres rico y puedes darle una alegría a este 
hombre. Coloca una moneda en cada zapato 
y luego nos ocultaremos para ver cómo 
reacciona cuando las encuentre. 
Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos 
cercanos. El hombre pobre, terminó sus tareas, 
y cruzó el terreno en busca de sus zapatos 
y su abrigo. 
Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, 
pero al sentir algo dentro, se agachó para ver 
qué era y encontró la moneda. 
Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. 
Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió a mirar. 
Luego miró a su alrededor, para todos lados, 
pero no se veía a nadie. 
La guardó en el bolsillo y se puso el otro 
zapato; su sorpresa fue doble al encontrar 
la otra moneda. 
Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas 
y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente 
agradecimiento en voz alta, hablando de su 
esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos 
que no tenían pan y que debido a una 
mano desconocida no morirían de 
hambre. 
El estudiante quedó profundamente afectado 
y se le llenaron los ojos de lágrimas. 
Ahora- dijo el profesor- ¿no estás más complacido 
que si le hubieras hecho una broma? 
El joven respondió: - Usted me ha enseñado una 
lección que jamás olvidaré. 
Ahora entiendo algo que antes no entendía: 
es mejor dar que recibir. .REFLEXIÓN PERSONAL :....................... 

¿Cómo es posible que haya gente que se divierta 
haciendo sufrir a los demás? 
Pues las hay. Lamentablemente hay quienes 
disfrutan con el sufrimiento ajeno, les divierte, 
les hace sentirse felices. 
Aunque sea sin maldad, hay quienes no pueden 
contener la risa cuando ven a alguien que sufre 
una caída. 
Es algo muy habitual y eso no significa, digo yo, 
nada malo (supongo). 
Conozco a personas serviciales,
a las que llamamos 
buenas personas, que altruístamente están siempre 
haciendo favores y preocupándose por los demás. 
Sí, existen personas a las cuales hacer el bien 
les hace sentirse felices, disfrutan con ello. 
Personas muy generosas y desprendidas, no 
sólo de lo material sino de su tiempo y dedicación. 
Desafortunadamente, hay también quienes 
se comportan como parásitos sociales, son 
esos y esas que se aprovechan de las 
almas nobles para sacar todo 
lo que pueden. 
Cuando yo iba al negocio de un familiar mío, éste 
quería siempre hacerme descuento y se disculpaba 
cuando no podía hacerme mucha rebaja. 
Entonces yo le decía: "no tienes que hacerme 
ningún descuento, cóbrame su precio, lo mismo 
que a cualquier cliente. 
Si yo vengo a tu establecimiento es para darte 
el beneficio a ti no para ahorrarme yo un dinero" . 

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