domingo, 17 de diciembre de 2017

Que sepas mi nombre no significa que me conozcas

Un padre y su hijo de veinticuatro años iban en el tren. El joven miraba por la ventana y gritó con alegría:
—¡Papá, mira, parece que los árboles pasan volando!
El padre sonrió dulcemente y asintió con la cabeza.
Frente a ellos, una pareja intercambió miradas expresando compasión por la conducta tan infantil del joven. Éste gritó de nuevo, riendo emocionado:
—¡Papá, mira, las nubes nos persiguen!
El padre le volvió a sonreír.
El hombre no pudo resistirse y le dijo al padre:
—Tal vez debería llevar a su hijo a un buen médico…
El padre, afablemente, le contestó:
—Lo hice. Acabamos de salir del hospital. Mi hijo era ciego de nacimiento y acaba de recuperar la vista…
Sabes mi nombre, pero no mi historia.
Has oído lo que he hecho, pero no por lo que he pasado.
Sabes dónde estoy, pero no de dónde vengo.
Me ves riendo, pero no sabes lo que he sufrido.
Deja de juzgarme.
Que sepas mi nombre no significa que me conozcas.

sábado, 9 de diciembre de 2017

-¡Me gusta ser viejo, porque la vejez me hace más sabio, más libre!-.



QUÉ SE SIENTE AL SER VIEJO?
He visto algunos queridos amigos irse de este mundo, antes de haber disfrutado la libertad que viene con hacerse viejo.
No cambiaría todo lo que tengo por unas canas menos y un estomago plano. No me regaño por no hacer la cama, o por comer algunas "cositas" de más ¿
Estoy en mi derecho de ser un poco desordenado, ser extravagante y pasar horas contemplando mis flores
Concluí que hacerse viejo es un regalo.
-¿A quién le interesa si elijo leer o jugar en la computadora hasta las 4 de la mañana y después dormir hasta quien sabe qué hora?-
Caminaré por la playa con un traje de baño que se estira sobre el cuerpo regordete y haré un clavado en las olas dejándome ir, a pesar de las miradas de compasión del bañero. El también se hará viejo, si tiene suerte...
Me siento orgulloso por haber vivido lo suficiente como para que mis cabellos se vuelvan grises y por conservar la sonrisa de mi juventud, antes de que aparezcan los surcos profundos en mi cara.
-¡Me gusta ser viejo, porque la vejez me hace más sabio, más libre!-.
Se que no voy a vivir para siempre, pero mientras esté aquí, voy a vivir según mis propias leyes, las de mi corazón. No pienso lamentarme por lo que no fue, ni preocuparme por lo que será. El tiempo que quede, simplemente amaré la vida como lo hice hasta hoy, el resto se lo dejo a Dios.